Si el hombre se dirige a la mujer como objeto, y la mujer al hombre como
falo, ¿nos encontraríamos por fin con la tan soñada complementariedad?
Seguimos sin poder contar con ella, pues ambos persiguen lo mismo aunque
desde distinto lugar: el falo, como si fuera asunto de existencia y de
posesión. El falo no existe, y esto los mancomuna. Van hacia lo que les
falta, al modo de Eros. Esa búsqueda signada por el deseo es una
búsqueda “en el nombre de la falta”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario