Propuso una solución al milenario problema de la unión entre el alma y
el cuerpo. Su idea de "paralelismo" reformuló la interacción entre las
sustancias que había planteado Descartes. Aportó un nuevo criterio de
verdad, la "adecuación", ya no basado en la clásica conformidad entre la
idea y el objeto, sino intrínseco
a
la idea. E hizo converger todos sus esfuerzos filosóficos en la
búsqueda de la felicidad. La comunidad judía de Ámsterdam lo excomulgó
por sus ideas. En la rosa con espinas de su sello escribió Caute (ten
cuidado). Rechazó enseñar en la Universidad de Heidelberg y los
beneficios de numerosas rentas porque prefería "hacer avanzar la
filosofía" y no quería tener más que lo necesario para un entierro
decente -lo necesario, lo obtuvo puliendo lentes para telescopios. De
toda Europa, las personalidades más eminentes lo consultaban por asuntos
de materia política o por cuestiones estrictamente filosóficas. Su
pensamiento mantiene total vigencia en el campo de la filosofía
política, es ineludible para toda comprensión de la historia de la
filosofía en general, y se ha utilizado para formular críticas contra el
psicoanálisis: a diferencia de Platón y del mismo Freud, Baruch Spinoza
(1632-1677) no concibe el deseo como una tendencia a satisfacer una
falta, sino como un proceso productivo o creativo. Del mismo modo que la
Biblia o la Divina. Comedia, la Ética, su libro más importante, traza
un mapa del mundo y lo contiene todo.
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