Y bien, comenzaré por darles mi título. Es una expresión que me sirve de
apoyo y de guía, y que es completamente dulce, en tanto que mi discurso
quizá no lo es, este es el titulo,
Cosas de finura [*]: finura en singular, cosas en plural
– en psicoanálisis.
Soñé el año pasado con quedarme en el puerto este año. Y sin embargo
estoy aquí embarcado, con ustedes, para una nueva de nuestras aventuras
en el mar, siempre recomenzadas y yo entregado a resoplar en el remo.
Pero hay aquí una elección forzada. Si es necesario que reme con fuerza,
es porque el movimiento del mundo, si puedo decirlo, lo exige en tanto
que este movimiento arrastra al psicoanálisis tras sus pasos. La
cuestión que se plantea es saber si hay que consentir, y la respuesta es
Sí, si el psicoanálisis es un fenómeno de civilización y nada más que eso,
No
si hay un hilo de la práctica analítica que merece subsistir como tal.
Si yo me niego a consentir que el psicoanálisis sea arrastrado tras los
pasos del movimiento del mundo, es en nombre de este hilo, que no está
sino supuesto, que es objeto de una apuesta, pero que es una cuestión de
deseo. Al menos Lacan creando su Escuela creía que un tal hilo existía...
No hay comentarios:
Publicar un comentario