¿Es la guerra contra el terrorismo lanzada por Bush y llevada a cabo
implacablemente por la maquinaria bélica estadounidense la respuesta
coherente de un análisis racional del mundo contemporáneo, o la
expresión atávica de un terror pánico que no cuestiona en absoluto los
fundamentos mismos de nuestro pacto con la realidad brutal del
capitalismo contemporáneo? ¿De qué formas se acomodan la crítica y la
política progresistas de los países avanzados -confortablemente
instalados en una división insalvable de riqueza, poder y seguridad
respecto al Sur global- a la realidad pétrea de la desigualdad de la
economía y la sociedad mundiales? ¿Son la democracia y el
fundamentalismo los conceptos que nos permiten pensar las opciones
civilizacionales estratégicas de los próximos años, o estos conceptos
sobrecodificados tan sólo invitan a una destrucción paroxística de un
enemigo imaginario que imposibilita el diagnóstico desapasionado del
mundo en que vivimos?¿Es la guerra contra el terrorismo lanzada por Bush
y llevada a cabo implacablemente por la maquinaria bélica
estadounidense la respuesta coherente de un análisis racional del mundo
contemporáneo, o la expresión atávica de un terror pánico que no
cuestiona en absoluto los fundamentos mismos de nuestro pacto con la
realidad brutal del capitalismo contemporáneo? ¿De qué formas se
acomodan la crítica y la política progresistas de los países avanzados
-confortablemente instalados en una división insalvable de riqueza,
poder y seguridad respecto al Sur global- a la realidad pétrea de la
desigualdad de la economía y la sociedad mundiales? ¿Son la democracia y
el fundamentalismo los conceptos que nos permiten pensar las opciones
civilizacionales estratégicas de los próximos años, o estos conceptos
sobrecodificados tan sólo invitan a una destrucción paroxística de un
enemigo imaginario que imposibilita el diagnóstico desapasionado del
mundo en que vivimos?
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