Al escribir cualquier obra científica o, si se quiere, médica, y más aún si se trata, como en este caso, de un libro, los autores deben tener una idea clara de los objetivos que pretende y, a la vez e incluso antes, una percepción acertada de la necesidad que justifique el empeño. Un libro científico no es, como puede ser una obra literaria, expresión de una inspiración, sino la materialización de una necesidad de transmitir información potencialmente útil a la comunidad. Por otro lado, la tecnología de la información ha progresado en las dos últimas décadas hasta un punto en el que la publicación de un libro clásico debe estar sometida a un filtro muy riguroso, ya que debe competir, muchas veces en inferioridad, con las múltiples posibilidades de adquisición de conocimiento a través de las vías y canales informáticos, y que son asequibles en todo el mundo en un corto espacio de tiempo y con un costo económico realmente bajo. Pese a todo ello, es conveniente recopilar en una obra, a lo largo de sus capítulos, los conocimientos actuales sobre la realidad diagnóstica a través de la electrocardiografía en el diagnóstico de la enfermedad cardiovascular. Aunque se está en pleno auge epidemiológico, las enfermedades cardiovasculares son cada día más susceptibles de prevención y de ser tratadas con eficacia, convirtiendo en realidad lo que hace sólo unas décadas era poco más que un deseo, que previsiblemente sólo sería factible a muy largo plazo. Por otro lado, los diagnósticos de estas enfermedades sometidos a un acelerado proceso de control, casi día a día, llegan según los aportes de la investigación clínica, con la oferta de nuevos procesos diagnósticos, bien en forma de nuevos procedimientos o nuevas intervenciones. Por ello conviene, de vez en cuando, me temo que en intervalos cada vez más cortos, actualizar nuestra biblioteca con obras que, como la que hoy nos ocupa, nos recuerdan conceptos y leyes físicas aun vigentes y que en conjunto tratan de poner al día y en orden la avalancha de nuevos conocimientos. Tal empeño debería acompañarse de un compromiso formal de actualización periódica.
Creo que este ejemplar, extenso y complejo, en el que se adivina la actuación de los autores no sólo en la confección de los capítulos, sino también y sobre todo, en su cometido, marca contenidos y niveles y procura el conveniente equilibrio entre los distintos capítulos, y es, en general, una obra de alto nivel. Los autores efectúan una adecuada actualización de los capítulos que les fueron encomendados y en muchas ocasiones los enriquecen con su experiencia personal. Creo, resume la sabiduría y el humanismo de los autores. En su conjunto, aporta una información muy actualizada sobre los numerosos aspectos y problemas que contienen los planteamientos diagnósticos electrocardiográficos en la enfermedad cardiovascular.
Creo que este ejemplar, extenso y complejo, en el que se adivina la actuación de los autores no sólo en la confección de los capítulos, sino también y sobre todo, en su cometido, marca contenidos y niveles y procura el conveniente equilibrio entre los distintos capítulos, y es, en general, una obra de alto nivel. Los autores efectúan una adecuada actualización de los capítulos que les fueron encomendados y en muchas ocasiones los enriquecen con su experiencia personal. Creo, resume la sabiduría y el humanismo de los autores. En su conjunto, aporta una información muy actualizada sobre los numerosos aspectos y problemas que contienen los planteamientos diagnósticos electrocardiográficos en la enfermedad cardiovascular.
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