Mientras Hegel escribía su obra maestra, Fenomenología del Espíritu,
como introducción al Sistema de la Ciencia, simultáneamente explicaba
ese “Sistema” en sus clases de 1805/06. Es en ellas donde esboza la
Lógica que subyace a la Fenomenología. De hecho representa el paso
decisivo en la configuración del sistema de Hegel.
El
“yo” significa “negatividad”; su “reflexividad” es la clave de un
discurso ante el que ninguna instancia –tampoco subjetiva– subsiste;
sólo el deseo absoluto de su logos, la significación infinita. La
reflexión de Hegel escapa de los límites de su tiempo hacia nosotros,
abriendo las aporías del psicoanálisis, de la significación y lo real.El
propósito de esta edición anotada –ahora corregida y mejorada– es el de
servir a un cierto estudio de Hegel que, evitando la abstracción de los
manuales, aborde directamente la escritura sin concesiones con que su
filosofía se abrió paso en la herencia más radical de la Ilustración y
más crítica con ésta. Apenas otro texto muestra tan bien el
“laboratorio” de Hegel, su alquimia discursiva, como estos apuntes de
clase que no acabó de redactar y que fue reelaborando una y otra vez.
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