Cuando el estudio del mundo que nos rodea se convierte en asignatura siempre se corre el riesgo de que alguien quiera, más que enseñarnos, ponernos a prueba para ver quien es el más listo, el más estudioso o simplemente el más astuto.
Ante ese riesgo, no son pocos los educadores que renunciaron ya al concepto de asignatura, para sustituirlo por el de la experimentación directa, el juego o en cualquier caso, el de la manipulación de la naturaleza para desmenuzarla, penetrar en sus entresijos y, en una palabra, comprenderla.
Ante ese riesgo, no son pocos los educadores que renunciaron ya al concepto de asignatura, para sustituirlo por el de la experimentación directa, el juego o en cualquier caso, el de la manipulación de la naturaleza para desmenuzarla, penetrar en sus entresijos y, en una palabra, comprenderla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario